Fases de validación de una ruta turística para la conservación del patrimonio natural

Introducción

Grecia fue la cuna y a la vez la culminación de una penetrante concepción del ocio. Para los griegos el tema del ocio, era una opción sólo para clases privilegiadas. Su aportación al individuo se valoraba tanto que se utilizaba para explicar y justificar la desigualdad social. Es implícitamente como en otras muchas vivencias culturales o explícitamente como por ejemplo en las reflexiones de Aristóteles, que constituye un tema importante en la configuración de su ideal humano (Falcón & Rivera, 2011). El ocio son ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera voluntaria después de haber terminado sus obligaciones profesionales, familiares y sociales, para descansar, para divertirse, para desarrollar su formación desinteresada, o para participar voluntariamente en la vida social de su comunidad (Fernández, 2006).

Por otra parte, la diferenciación entre el “tiempo libre y el ocio” es fundamental para entender las implicaciones del aprovechamiento de las actividades de disfrute, descanso y desarrollo personal; siendo el tiempo libre el período de tiempo que cada individuo emplea después de realizar sus obligaciones como, por ejemplo: labores educativas, sociales o familiares también existen actividades del tiempo libre que son autoimpuestas como las tareas religiosas, etc. Mientras que, el ocio corresponde a las actividades que voluntariamente se las realiza en el tiempo libre, generando así experiencias y crecimiento personal. Según el Diccionario de la Real Academia Española, ocio es el tiempo libre, fuera de las obligaciones y ocupaciones habituales, que surge cuando se realizan las actividades satisfactorias y gratificantes (Molina et al., 2019; Mateo, 2014).

El ocio es toda aquella actividad humana que la persona realiza por su propia voluntad para liberarse de sus obligaciones, con el mero objetivo de relajarse y descansar, esta actividad no genera valor en el sentido económico y es realizada en condiciones de libre elección (Etecé, 2023). A pesar de no tener un valor monetario directo, el ocio es fundamental para el bienestar psicológico, físico y social de las personas. En un contexto global, donde el trabajo y la productividad suelen estar en un primer plano, es crucial valorar y promover el tiempo libre como un aspecto esencial para el desarrollo humano integral y la calidad de vida.

En dependencia de la intensidad tanto física como mental de la persona que realiza la actividad, el ocio se clasifica en dos tipos: ocio activo y pasivo. Dentro del ocio activo están las actividades ecológicas que proporcionan el encuentro con la naturaleza, desde una perspectiva de disfrute, en la que no importa la actividad que se realice. Lo que prevalece por encima de todo es recrearse en los entornos naturales que proporciona la naturaleza (Claro, 2023).

Según Mateos (2010) las potencialidades de los espacios naturales protegidos para la práctica de actividades físico-deportivas y de ocio activo son cada vez más reconocidas como también la necesidad, debido a que el turismo deportivo de naturaleza está contribuyendo, asimismo, al aprovechamiento, valorización y recuperación de los recursos territoriales ociosos o infrautilizados en el medio rural. Es el caso de la redefinición y promoción de numerosos caminos y vías pecuarias que, bien vinculados a antiguas vías de comunicación, a rutas ganaderas tradicionales, calzadas romanas o vías de ferrocarril ahora en desuso o siguiendo el trazado de algunos elementos naturales (cauces fluviales, por ejemplo) están dando lugar a corredores turísticos, rutas de senderismo y vías verdes que entrecruzan y articulan territorios contribuyendo tanto a su conocimiento y disfrute como a su desarrollo y estructuración.

Por otro lado, Negri (2014) sustenta que factores como: la reducción del número de días por estancia vacacional, fragmentación de las vacaciones, creciente importancia de los mercados domésticos, profunda segmentación del mercado y un mercado cada vez más temático, estos han agregado transformaciones que han beneficiado el avance de la importancia de la actividad turística en áreas predominantemente naturales. Las actividades de ocio en el entorno natural pasan a ser un elemento importante en la demanda como consecuencia de cambios acontecidos en la sociedad.

Por consiguiente, se relaciona el ocio directamente con las rutas turísticas, especialmente aquellas que se centran en el turismo de naturaleza o ecoturismo, debido que ofrecen grandes oportunidades para que las personas participen activamente en actividades relacionadas con la naturaleza de forma experiencial, de manera que contribuyan a la conservación del patrimonio natural.

En este mismo sentido, se plantea que una ruta turística puede ser definida como un recorrido temático propio de una comunidad o área geográfica, permitiendo el conocimiento de sus valores y atractivos particulares, capaz de atraer visitantes y motivar su desplazamiento a lo largo de ella (Ltda, 2007).

López and Sánchez (2008) plantean que una ruta turística puede definirse como la creación de un clúster de actividades y atracciones que incentivan la cooperación entre diferentes áreas y que sirven de vehículo para estimular el desarrollo económico a través del turismo. Para Negri (2014) ruta turística se define como un itinerario, organizado alrededor de una temática específica, que reúne actividades y atractivos complementarios, provocando por sí solo, el desplazamiento de turistas, incentivando la cooperación entre los prestadores y los sectores público y privado.

Desde otra perspectiva las rutas turísticas son consideradas productos turísticos que están basadas en un recorrido que es presentado con anterioridad y brinda una orientación a los consumidores sobre las actividades que llevarán a cabo en un destino. Las mismas están constituidas por un conjunto de elementos integrales que son ofertados en el mercado turístico (Rodríguez-Viteri, 2017). Las rutas turísticas dan respuesta a la creciente demanda de los turistas por participar en un turismo activo, de poder interactuar, conocer y apreciar la naturaleza con el compromiso de respetar y participar en la conservación de estos recursos naturales (Pastor, 2009).

En la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, en su artículo 2, se establece que el patrimonio natural está conformado por: los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas, las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies, animales y vegetales, amenazadas, y los lugares naturales o las zonas naturales, estrictamente delimitadas, que tengan valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico (Suárez, 2019).

Dado que el patrimonio natural está constituido por lugares y paisajes excepcionales, con un valor relevante por sus características especiales, se convierte en la razón por la cual la atracción del visitante hacia estos lugares ocasiona una visita masiva, permitiendo así el desarrollo de la actividad turística en los territorios donde estos se encuentran. Los sitios patrimoniales naturales desempeñan una función social importante por su estrecha vinculación con la salud y el bienestar de las personas, y por su aporte al desarrollo económico de muchas localidades (Hernández & Cedano, 2014). De ahí, su importancia en el campo científico, por su capacidad de combinar el disfrute turístico con el respeto por el medio ambiente, desarrollando una sustentabilidad global para un uso eficiente de los recursos (Sustainability, 2024).

A partir del análisis realizados por Fernández & Ramos (2004), Bustamante & Nechar (2015), Salazar et al. (2017), Rodríguez-Veiguela et al. (2021), Pedroche et al. (2022), Gascón (2022), Cubillos (2022) y Solano et al. (2023) se concluye que existe coincidencia entre los autores en aspectos tales como: la determinación del mercado, la selección de la temática de la ruta, el inventario de recursos turísticos y la difusión de las rutas turísticas. Los mismos escasean de estudios enfocados en la gestión de rutas turísticas como actividad de ocio activo y su contribución a la conservación del patrimonio natural; por ello el objetivo de la presente investigación es analizar las fases de validación de las rutas turísticas como actividad de ocio para la conservación del patrimonio natural.

Metodología

Se realizó una investigación científica para el análisis y la síntesis de las rutas turísticas en base al patrimonio natural, empleando los métodos análisis-síntesis, basado en relacionar hechos aparentemente aislados para formular una teoría que unifique los diversos elementos; el método inducción-deducción se encarga del estudio de casos particulares, para la obtención de conclusiones o leyes universales, se parte de hechos para realizar inferencias de carácter general (González, 2009). Como primer criterio se utilizaron artículos en idioma español sin restricción del periodo, con el objetivo de abarcar una mayor revisión de la literatura; como segundo criterio se utilizaron los tipos de publicación, libros, tesis doctorales, artículos científicos, estudios de casos, entre otros para la obtención de información válida y precisa. Las fuentes de donde se obtuvo la información son los buscadores como: Google Académico, Scielo, SienceDirect y Reserach Gate, bajo el algoritmo de rutas turísticas, patrimonio natural y ocio.

Resultados y discusión

El turismo es actualmente una de las actividades más utilizadas para promover el desarrollo de una localidad o determinada región (Gambarota & Lorda, 2017). En la actualidad se conoce que el turismo se ha convertido en uno de los sectores líderes de la economía, representa un 7% del total de exportaciones mundiales de bienes y servicios e incluso en algunos países en desarrollo el turismo constituye el primer sector de exportaciones (OMT, 2016; Salazar et al., 2017).

Este sector se encuentra en constante cambio e innovación, por su carácter competitivo y además requiere de estar buscando nuevas experiencias para brindar desde la calidad máxima. Para el desarrollo del mismo, han protagonizado las rutas turísticas como recorrido que destaca por sus atractivos, estas rutas pueden sobresalir por sus características naturales o por permitir el acceso a un patrimonio cultural o histórico de importancia (Sánchez, 2024).

Las rutas turísticas, consisten en unir varios sitios a través de una temática común, basadas en un recorrido que es presentado con anterioridad y brinda una orientación a los consumidores sobre las actividades que llevarán a cabo en un destino. Se compone de un conjunto de localidades, elementos, comunidades, etc., organizados en forma de red dentro de una región determinada y que, estando debidamente señalizadas, suscitan un reconocimiento de interés turístico. Se organizan en torno a un tema que caracteriza la ruta y le otorga su nombre (o identidad) (Gambarota & Lorda, 2017).

Actualmente las tendencias de las rutas turísticas son enfocadas en identificar aspectos potenciales para la búsqueda de nuevos destinos (Cubillos, 2022), para su diseño establecieron un plan de trabajo y realizaron un inventario turístico de atractivos naturales y culturales. Otra tendencia actual es el diseño de diferentes rutas turísticas que permitan dar a conocer el legado de ciudades en estudio (Pedroche et al., 2022). Las rutas turísticas son una de las formas actualmente más utilizadas para promover el crecimiento de una región a través del turismo; con el transcurso de los últimos años han adquirido una gran importancia, puesto que sirven a objetivos de desestacionalizar la demanda y responder al mismo tiempo las nuevas tendencias de los mercados, con la creación de productos nuevos e innovadores y agregar valor a los existentes, incrementando así la satisfacción de los visitantes, la duración de sus estancias y el gasto (Gambarota & Lorda, 2017).

Desde un enfoque ecológico las rutas turísticas de patrimonio natural ofrecen muchas oportunidades de desarrollo sostenible, algunas dirigen a los visitantes a áreas protegidas y zonas de importancia ecológica, promoviendo la conservación y la protección de la biodiversidad (Caballero, 2023). Al exponer a los visitantes a la belleza y la fragilidad de los entornos naturales, las mismas fomentan la apreciación y la conciencia sobre la importancia de la conservación del patrimonio natural.

Luego del análisis de toda la literatura recopilada, se sintetizó que, para la gestión de un producto de rutas turísticas que fomente la conservación del patrimonio natural, es necesario transitar por 4 fases: fase l Conceptualización y finalidad de la ruta turística de naturaleza, fase ll Inventario de recursos turísticos, fase III Organización de la ruta turística, fase IV Estructuración de la ruta turística antes de entrar en su aprobación. Para ello es necesario destacar que existen diferentes metodologías, como la de (Pedroche et al., 2022), ( Rodríguez-Veiguela et al., 2021), Cubillos (2022), etc; a esta última las autoras se adscriben por su actualidad y especificidad en el tema.

Fase l. Conceptualización y finalidad de la ruta turística de naturaleza

Según Pedroche et al. (2022) en primer lugar, antes de comenzar con el diseño de una ruta turística o ruta temática, es necesario identificar cuál es el contexto operativo en el que se enmarca y los objetivos que se pretenden alcanzar. En general, las actividades vinculadas con el sector turismo persiguen fomentar el desarrollo turístico y económico de una zona determinada, sin olvidarnos de la puesta en valor del patrimonio que, en muchas ocasiones, aparece implícito en ellas.

En esta fase se parte de la conceptualización de la ruta turística de naturaleza y una breve reseña de sus características. La finalidad en que se enmarca esta ruta turística de naturaleza se basa principalmente en el incremento de la actividad turística en el área geográfica para el desarrollo sostenible y valorización del entorno; así como también lograr una mayor sensibilización y conciencia en los visitantes acerca de diversas problemáticas. Dependiendo de las características del entorno natural, las actividades de naturaleza que en él se desarrollan, permitirán determinar el público objetivo, teniendo en cuenta sus intereses, edades, capacidades físicas, entre otros aspectos relevantes.

Fase ll. Inventario de recursos turísticos

El inventario a realizar implica considerar todo el conjunto de elementos preindustriales e industriales, así como las obras públicas, vinculados al desarrollo industrial, es decir, todos aquellos testimonios del trabajo industrial y un análisis y caracterización de procesos productivos, de capacidades técnicas, formas de organización del trabajo y los entornos espaciales asociados (Fernández & Ramos, 2004).

La realización del inventario de atractivos turísticos trae consigo en un primer momento la identificación de los atractivos naturales y de bienes culturales que se quieren. Posteriormente, la identificación de los servicios que se ofertan en el destino ( Rodríguez-Veiguela et al., 2021).

En esta fase se identifican los atractivos naturales reales y potenciales de la zona, además se identifican los servicios existentes para complementar la ruta; estos servicios pueden ser de alimentación, cambio de moneda, puestos de souvenir, etc. También se analiza la accesibilidad y sus facilidades en condiciones de seguridad y comodidad, identificando así posibles limitaciones y oportunidades.

Fase III. Organización de la ruta turística

Esta es una fase organizativa de la ruta turística de naturaleza, hay que destacar los elementos como: selección de la zona, determinar horarios, medios de transporte y el nombre de la ruta, recolectar información de la zona objeto de estudio. Además, hay que determinar el punto de salida y las paradas técnicas a realizar durante la misma. En esta fase quedan definidos los participantes de la ruta turística de naturaleza, encargados de fijar y gestionar las políticas de promoción de la ruta, buscando vincular al sector público y privado para garantizar una adecuada organización de la ruta.

Fase IV. Estructuración de la ruta turística

A la hora de diseñar los guiones se tuvo en cuenta determinados atributos característicos de los destinos, de modo que la presentación del documento final y durante su implementación fuese escrito de forma sistemática y estructurada, explicando de forma clara las acciones a desarrollar en cada momento (Cubillos, 2022).

Para la implementación de esta fase es necesario destacar que la ruta turística debe ser capaz de generar demanda en el mercado con gran solidez a partir de la atracción de sus productos y de la calidad de sus servicios. Para la estructuración de la ruta turística, la imagen debe ser atractiva de forma que responda a las motivaciones de naturaleza. Además, se debe proceder a diseñar el itinerario, definiendo el recorrido específico que seguirá la ruta turística, considerando los puntos de interés, la duración, las distancias y el medio de transporte a utilizar. En esta fase, es crucial contar con un equipo multidisciplinario que pueda aportar diferentes perspectivas y conocimientos al diseño del itinerario.

Cada una de estas fases descritas en la organización de una ruta turística de naturaleza tiene una importancia en el proceso general de planeación y desarrollo. Permiten establecer los objetivos de la ruta, identificar los recursos turísticos disponibles, organizar la estructura de la ruta y asegurar su viabilidad y atractivo para los visitantes. Por lo tanto, cada fase es esencial para garantizar una experiencia turística en la naturaleza de forma, atractiva y respetuosa con el entorno, contribuyendo así a lograr el equilibrio ecológico.

En esta misma línea, las rutas turísticas enfocadas en un turismo activo y la interacción directa con el entorno natural, contribuyen de manera positiva a la conservación del patrimonio natural. Estas actividades fomentan el conocimiento y aprecio por los recursos naturales, incentivando así la conciencia ambiental y el respeto hacia la biodiversidad local. Ofrecen experiencias inmersivas en la naturaleza, sensibilizan a los visitantes sobre la importancia de conservar y proteger los espacios naturales protegidos, promoviendo prácticas turísticas sostenibles y responsables. A través de estas rutas, se crea un vínculo emocional entre los turistas y el entorno, impulsando el cuidado y la preservación de los ecosistemas, contribuyendo de forma activa a la conservación a largo plazo del patrimonio natural.

Conclusiones

Con la creciente demanda de la diversidad de las ofertas turísticas, la correcta gestión de las rutas turísticas ha ganado protagonismo en cuanto a solución de este problema.

Las rutas turísticas de naturaleza que contribuyen a la conservación del patrimonio natural, responden a la demanda de un mercado cada vez más temático, enmarcando el carácter innovador del sector del turismo.

Existe una estrecha vinculación entre el ocio activo y las rutas turísticas de naturaleza, pues permiten que las personas participen en actividades relacionadas con la naturaleza.

Las rutas turísticas de naturaleza, crean un vínculo emocional entre los turistas y el entorno desarrollando una conciencia para el cuidado y conservación del patrimonio natural.

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